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13 de diciembre, 2013

Lali Espósito: ¡Star up!

Brillante en Solamente vos, ahora Adrián Suar quiere a la actriz para encabezar una nueva ficción. Además, su lanzamiento como cantante, el rodaje de una peli y su perfume. Cómo fue crecer en la pantalla chica y mantener los pies sobre la tierra. Sus obsesiones y la relación con su novio, el actor Benjamín Amadeo. Confesiones de una joven estrella en ascenso permanente.

 

Ha recorrido un largo camino y, en el último tiempo, Lali Espósito se convirtiò en ícono de las actrices de su generación. En Solamente vos, el éxito de 2013, destaca como una de las hijas de Adrián Suar. Para ella, cada uno de sus trabajos ha sido una gran escuela; desde sus inicios en Rincón de Luz –de la mano de Cris Morena, con apenas 10 años, pasando por Floricienta y Casi Ángeles– hasta el actual. Y no para. Acaba de filmar una película en Perú y tiene en vista el protagónico de una tira, entre otros proyectos para el 2014.
–Te despediste de un suceso como los Teen Angels y pasaste a Pol-Ka. ¿Cómo fue esa transición?
–No soy de extrañar y de quedarme aferrada a lo que pasó, vivo a full cada momento. Guardo siempre un buen recuerdo y si me cruzo con ex compañeros o técnicos, me abrazo  con todos como si fueran de mi familia. Literalmente, esa gente me crió. En Pol-Ka me recibieron muy bien y es un placer tener a Adrián (Suar) como cabeza, lo digo sin miedo a que me digan chupamedias; es verdad lo que digo: es un gran compañero y gran jefe. Combina buen trato y exigencia y me parece genial. Yo, que el día de mañana quiero producir, me doy cuenta con él de que podés ser un buen jefe sin ser un ogro.
–Parece que Suar tiene ganas de que sigas trabajando en su productora…
–Hay una propuesta  para seguir en Pol-Ka con un protagónico, pero no sé nada más. Son ganas de Adrián de que siga ahí y mías también, pero estoy analizando otras propuestas. Mi personaje creció mucho. Además, estoy junto a grandes comediantes como Adrián, Muriel Santa Ana, Natalia Oreiro, Marina Belatti, Juan Minujín, Claudia Fontán… Me encanta exprimir las experiencias.
–¿Fuiste a filmar a Perú?
–Sí, una comedia: A los 40, se hizo toda  en Lima, una gran experiencia. Tengo muchísimas escenas y es un elenco súper coral.

Letra, música y aroma
Además de brillar en la TV, Lali acaba de lanzar su carrera como cantante de manera independiente: música pop y una estética muy sensual. Ya hay tres temas que se pueden descargar desde su página lali.3musica.com y de plataformas de descarga virtual. Además, presentó dos videos que nada tienen que envidiarle a producciones de afuera. Está involucrada en la creación de las canciones así como en la elección del vestuario. Además, lanzó su propio perfume. A los 22 años, es toda una empresaria.
–¿Cómo fue lanzarte como solista sin una gran maquinaria detrás?
–Hay algo de deseo que me llevó a concretarlo sin importar el resultado. Me acuesto a dormir y estoy pensando en un cuadro para el show o en un tema, y me levanto, anoto. Cuando estás dentro de una gran productora, eso no se ve porque, lógicamente, vos estás cumpliendo con lo que te piden. Fue pasando el tiempo y fui aprendiendo. En la época de Teen Angels me pasaba eso: aprendía de sonido, cómo se organizaba una gira. Me encantaba ver el laburo de mis compañeros, los que están detrás de escena y la gente no conoce, porque sabía que quería hacerlo algún dìa. Y arrancamos de manera inconsciente. Por supuesto, todos preguntan: “¿No te da miedo hacerlo sola? Porque vos estabas rodeado de los número uno”. Y eso es verdad. En Teen Angels, nosotros éramos unos pibes que teníamos a Gustavo Yankelevich, Cris Morena y Sony Internacional atrás. Sin embargo, no tengo miedo a lo que tenga que hacer sola sin un gran respaldo. Tuve la posibilidad de hablar con Gustavo antes de lanzarme y pesó mucho su palabra; lo mismo con Cris. Fue una decisión buscar la independencia y nos vamos a mantener así, aunque cueste un poquito más.
–¿Qué es lo que más cuesta de ser independiente?
–Es una locura. El posicionamiento de una canción, por ejemplo, es mucho más difícil. Pero me sorprendió el apoyo de los fans, si hemos logrado lo que tenemos es gracias a ellos. No me esperaba semejante repercusión. Esto me abrió mucho los ojos. Es impresionante lo que pasa en la web, me escriben de países que yo ni siquiera sabía que me conocían. Si todo esto sucede es por los seguidores. Cuando hacés algo de manera independiente, te das cuenta cuánto aporta el público, ese que está ahí y paga una entrada para verte.
–Creciste en la pantalla, con la gente viendo tus transiciones. ¿Cómo viviste el paso de niña  a mujer?
–Siento que el paso fue sano, no tuve que hacer nada para que se me vea más adulta, no tuve que forzar nada para que la gente me vea de la edad que tengo y eso me deja tranquila porque me define. Yo no soy una persona que busca mostrar algo que no es, al contrario. De hecho, como ves, así soy.
–Además de la música, acabás de lanzar un perfume…
–Acaba de salir. Por ahora, sólo en Argentina. Elegí una empresa grossa. Empezamos a armarlo y estuve en todas las decisiones: colores, estética, las fotos qué quería mostrar, a quién se dirige, la elección del aroma… Fue muy divertido.

Tocada por la varita
Lali reconoce que, de chica, lo único artístico que hacía era cantar frente al espejo, con un desodorante o “con un micrófono trucho que sonaba muy mal”, imitando a Freddy Mercury. “Los medios eran para mí un mundo extraño e impensado, hasta que un día vi que había un casting”, recuerda. Su mamá ni pensó en llevarla; por eso, le pidió ayuda a su hermana mayor Ana Laura. “Una inconciencia. Dos chicas de 10 y 15 años en un colectivo, a escondidas. Nos bajamos mal, vimos una fila de chicos y ahí quedamos. Resulta que había dos castings, ubicados a dos cuadras de distancia. Sin saber, me había metido en uno de Cris Morena ¡y yo iba al otro! A la semana me llamaron porque había quedado en un taller. Ahí mi familia se enteró de todo. Por suerte me dejaron seguir adelante y arranqué con Rincón de Luz”.
–¿Cómo hiciste para manejar el éxito y la euforia?
–Existe la presión, sería mentiroso de mi parte decir que no. Existe y por eso es tan importante el entorno cuando arrancás de chico. Uno no se llega a imaginar lo importante que es porque es un ambiente que, a veces, confunde mucho, sobre todo en la calle, con la gente… Igual, ¡ojo!, le pasa también a gente grande. Me ayudó que, en mi caso, mis padres me han hecho tener los pies sobre la tierra siempre. Jamás dejé de estar con la gente que me conoce desde que nací, los amigos del barrio, de la familia. Jamás falté a un cumpleaños familiar, aunque sea corriendo o vía Skype, siempre me hice un hueco. Suena cursi, pero es real. Los domingos, en el asado familiar soy yo real. Me preguntan por mi laburo con críticas constructivas, desde el amor y la sinceridad, sin adulación.
–Benjamín Amadeo, tu novio, también es actor. ¿Cómo tratás el tema con él?
–Hablamos como si trabajásemos en una oficina. Cuando lo tomás así, sin dejar de reconocer que es un trabajo especial, lo disfrutás y no dejás que nada te confunda.
–¿Benja es celoso?
–No. No sé si es una estrategia para hacerse el cool. Pero no me dice nada que frene mi trabajo.
–Y vos, ¿sos celosa?
–Tampoco. Tenemos una relación de varios años. Somos seres individuales, más allá de estar juntos. Igual, ojo. Si veo algo que no me gusta, soy una leona, eh. Ninguna tontita. ¡Cuidado, chicas!
–¿Fantaséas con el vestido blanco?
–Me pasa que cada día creo menos en lo establecido o en los tiempos que pone la sociedad. Como casarte, después tener hijos… Sí tengo deseos, me parece importante tener un hogar con Benja, con nuestra futura familia, pero no me importan los papeles. ¡Quizás haga algún festejo! Pero no está en mis planes inmediatos.
–¿Celebrás las Fiestas en familia?
–¡Sí! Nos juntamos todos, cada uno lleva su plato estrella, ese que ningún otro puede hacer mejor. Mi mamá es la del vitel toné, mi papá el del pan de atún…
–¿Vos que cocinás?
–Nada, corazón. Yo pongo los platos hermosamente en la mesa. Eso sí: llevo el helado. ¡No soy muy amiga de la cocina!

 

Texto: Geraldine Palmiero
Fotos: Gentileza Gustavo Piñeiro y Dolores Gortari