El dolor de espalda es uno de los problemas médicos más comunes. En teoría, lo padecen personas que realizan trabajos físicos, esfuerzos desmedidos y es muy habitual en mujeres embarazadas. Sin embargo, las consultas por molestias vinculadas con la columna vertebral han aumentado en forma alarmante en los últimos años en personas jóvenes. La vida sedentaria, el uso de la PC y el estrés que se transforma en tensión muscular son las principales causas de estas patologías. Por ello, es necesario conocer cuándo ese dolor pasó de ser leve a severo.
Los dolores referidos a la columna vertebral pueden localizarse en la zona cervical a la altura del cuello y cabeza, en las vértebras dorsales, que es la parte media del tronco, y lumbares, ubicadas en la zona baja de columna. Si bien la columna vertebral puede ser asiento de múltiples patologías que provocarán dolores, las alteraciones de la postura es la causa más frecuente de dolores referidos a la columna.
Según el tiempo que dure y las características del dolor, existen dos tipos de dolores de espalda:
* Agudo: se presenta de manera brusca, con intensidad elevada. Suele ser el resultado directo de un esfuerzo. Según la intensidad del mismo, puede producir lesiones en los músculos de la espalda. Durante la época estival, la causa más frecuente de dolores es el enfriamiento brusco sufrido por el uso de aparatos de aire acondicionado y ventiladores, que sufren las personas al pasar de lugares cálidos a otros muy refrigerados.
* Crónico: es el dolor que aparece de una manera recurrente, de intensidad moderada, más relacionado con enfermedades discales, artrósicas o reumáticas.
Para prevenir o minimizar los riesgos de padecer dolor de espalda, se recomienda adoptar una rutina que incluya una dieta sana, ejercicios para tonificar y fortificar los músculos. También ayuda la toma de conciencia sobre la importancia de los movimientos adecuados y las posturas convenientes.
Ejercicios para la columna
Uno de los objetivos de los ejercicios para la columna es mantenerla flexible, permitiendo libertad total de movimientos en todas las direcciones. Para que aporten resultados deben ser hechos casi a diario, con suavidad y muy despacio.
Zona cervical:
– Inclinar la cabeza de uno a otro lado, como si uno dijera «no».
– Inclinar la cabeza hacia uno y otro hombro con mucho cuidado.
– Inclinar la cabeza hacia adelante sintiendo la extensión de las cervicales y luego volverla hasta la posición erguida.
Atención: en general, cuando hay molestias en la zona cervical, no es aconsejable echar la cabeza hacia atrás.
Zona dorsal y lumbar:
– Inclinar la columna a uno y otro lado, apoyando una mano en las costillas del lado hacia el que nos vamos a inclinar y estirando el brazo del otro lado sobre la cabeza.
– Girar a uno y otro lado.
– En posición de cuatro patas, con rodillas y manos apoyadas en el suelo, llevar la columna de la posición de puente (cabeza hacia abajo y vértebras hacia arriba como formando el arco de un puente) a la posición valle (cabeza hacia arriba y vértebras hacia abajo). Este ejercicio hay que combinarlo con la respiración, inspirando al formar el valle y exhalando al formar el puente.
Consejos respecto a la postura
* Mantenerse erguido: es muy importante mantener la columna vertebral recta para que, tanto los discos intervertebrales como las otras articulaciones de la columna, puedan repartir correctamente el peso que se soporta no solo por el propio peso corporal, sino por las cargas que se transporten. La posición de “erguido” significa adoptar una postura que mantenga la forma natural de la columna vertebral. Su tratamiento inmediato indistintamente cual sea, debe completarse con una actividad física guiada por kinesiólogos para modificar la postura defectuosa. Si no se realiza, la contractura volverá. Si bien todos los grupos musculares deben ser fortalecidos y reeducada la postura, el acto de “sacar pecho“ llevando los hombros hacia atrás suavemente y manteniendo la cabeza levantada con el cuello recto, es una manera de autoobservarse en una postura equilibrada.
* Doblar las rodillas: es fundamental tener en cuenta la necesidad de adquirir la buena costumbre de agacharse doblando las rodillas, es decir, ponerse en cuclillas manteniendo la espalda recta.
* Sentarse bien: en lo referido al asiento, lo ideal es utilizar una silla con respaldo recto sobre el que pueda apoyarse la columna vertebral, en toda su extensión. También cuenta el hecho de sentarse bien atrás contra el ángulo del asiento y respaldo para, posteriormente, apoyar la espalda en el mismo. También los pies deberían descansar apoyados en el piso.
* Cambios de postura: no conviene mantener durante demasiado tiempo la misma posición, ya sea sentada o de pie. Hasta la mejor postura puede producir fatiga si no se permite relajación muscular. Deben realizarse pausas, cambiando la posición del cuerpo y efectuando movimientos suaves de estiramientos de los miembros y tronco, en especial si se debe permanecer mucho tiempo sentado.
* Durante el sueño: la posición horizontal descansa la columna vertebral, ya que ésta no tiene que soportar el peso del cuerpo. Si se prefiere dormir de costado, se recomienda flexionar las rodillas, para no forzar la zona lumbar y permitir el descanso. Además, hay que tener un colchón firme, en el que sea posible acostarse confortablemente sin hundirse, y que esté colocado sobre una estructura resistente y tensa. La almohada debe ser amplia y mullida, como para poder adecuar las curvas de la cabeza y cuello, sin quedar caída hacia un lado cuando estamos de costado. En posición boca arriba la almohada debe soportar a la cabeza, cuello y parte alta de los hombros. Para este propósito las almohadas de pluma son las mejores.
* Elegir el deporte adecuado: es imprescindible saber elegir aquellos deportes que reporten un beneficio para la espalda. Entre estos se encuentran la natación, fundamentalmente el estilo “crol” y “espalda” (la brazada no es aconsejable porque hunde los riñones y el cuello), el ciclismo y el esquí de montaña. Por el contrario, hay algunos deportes especialmente contraindicados para la espalda como el esquí acuático, el golf y la equitación, por ser actividades que fatigan mucho la zona lumbar.
Asesoramiento: Dr. Victor Ramanzin, traumatólogo de Clínica y Maternidad Suizo Argentina. MN: 66.387.