Un chico que está mal alimentado no está en condiciones de aprender de igual manera que sus compañeritos de clase. Esto no es necesariamente el fruto de la escasez de recursos familiares sino más bien de la falta de información familiar, la falta de tiempo de los padres para controlar lo que sus hijos ingieren, los gustos monotemáticos de los chicos (milanesas, pastas, hamburguesas, snacks) y unas cuantas razones más. Lo importante a esta edad y, a todas las edades, no solo es comer, sino hacerlo de manera sana y equilibrada.
Alimentos imprescindibles
Los requerimientos de calorías o energía varían de un niño a otro, lo que dependerá de sus características personales, edad, sexo, talla, composición corporal y actividad física que realicen. Aunque, en términos generales, se puede decir que, de los 4 a 6 años, dicho requerimiento es de 1.800 calorías; de 7 a 10, de 2000 y de 11 a 14, de unas 2200.
En esta etapa, su organismo está en permanente y sostenido crecimiento (a diferentes ritmos relacionados con la edad) formando nuevos tejidos que lo llevarán, ya pasada la adolescencia, a un cuerpo biológicamente maduro. Además, en algunas circunstancias fisiológicas especiales como el ejercicio físico intenso o el estrés producido por una infección, fiebre o trauma quirúrgico, aumentan las necesidades de proteínas y energía.
• Es esencial el consumo de carne roja, pollo y pescado de manera proporcional en la semana, preferiblemente en cortes magros. Sin lugar a dudas, uno de los nutrientes indispensable en la alimentación de los chicos son las proteínas. Estas son los ladrillos que uno a uno van construyendo todos los tejidos del cuerpo, entre ellos, huesos, dientes y músculos. Los alimentos ricos en proteínas son los lácteos y derivados, huevos, carnes en general (vacuna, pollo, pescados y cerdo) y en el reino vegetal, la soja.
• La leche sigue siendo un alimento esencial, tanto por su contenido proteico como por la gran cantidad de minerales y vitaminas que posee, especialmente calcio, aconsejándose un consumo diario de unos 500 cc.
• Tanto el calcio como el hierro constituyen, a su vez, dos nutrientes esenciales en la alimentación del escolar. El primero por su fundamental relación con el crecimiento y salud de los huesos (no debemos olvidarnos que la adolescencia es la etapa en la que se produce el pico de depósito de este mineral en el tejido óseo y su incremento está relacionado directamente con su ingesta diaria). A esta edad, un correcto aporte de calcio constituye una oportunidad única de lograr huesos fuertes. La importancia del segundo está relacionada con la formación de los glóbulos rojos.
• También es importante incluir variedad de frutas, verduras y cereales que aportan vitaminas y minerales y que ayudan a la buena digestión y previenen enfermedades.
Texto: Adriana Aboy
Asesoró: Instituto Deporte y Salud de la doctora Patricia Sangenis.
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