Modelo, conductor, viajero, lector empedernido y tanto más. A los 40 años y desde aquellos comienzos adolescentes como modelo internacional que lo llevaron a darle la vuelta al planeta antes de ser mayor de edad, que lo volvieron un fashion icon como “el chico raro” de la moda, Iván de Pineda no dejó de trabajar y demostró que no era sólo suerte o imagen. Nacido en Madrid, recién a los 8 años se vino a vivir a la Argentina, pero es tan argentino como el que más. Y acá eligió quedarse. Acá vive con largas estadías fuera y por todos lados. Acá está su mujer y su familia. Acá su trabajo hoy: “Pasapalabra”, el programa de entretenimientos con el que la rompe y con el que se consagró como conductor de programa de preguntas y después de apabullar en “Los 8 escalones”. Y ahora con “Privet Rusia”, otro programa de viajes después del también exitosísimo “Resto del mundo”. El nuevo programa es un especial para TNT Sports sobre el país que será sede del inminente mundial de fútbol 2018.
Y acá también está Luz Barrantes, el amor de su vida: lleva la mitad de sus años con ella. En una entrevista reciente contó que después de muchos años viajando demasiado, en 2016 le había tocado estar más en Buenos Aires y las cosas se habían dado de forma natural. Y cuando le preguntaron por el casamiento dijo: «Bueno, bueno… ya dimos un primer paso». Y, agregó: «Creo que a esta altura ya no me casaría, pero la paternidad siempre es un tema pendiente. Los hijos son parte del perpetuarse y son una elección. Creo que en algún momento van a llegar, me imagino cumpliendo el rol de padre». «Nos conocemos hace tanto que no hay secretos, cada uno aprendió a manejarse dentro de su espacio y su tiempo», contó sobre su relación con su pareja.
-Después de tantos años de referente de la moda, pasarelas a un conductor reconocido y ya un referente de la comunicación… ¿Cómo fue ese pase?
-No sé si hubo un momento de epifanía a partir del cual lo vi y decidí que iba a ir por acá. Ni hubo un pase. Digamos que todo se fue dando de manera muy orgánica, muy tranquila yhasta natral. No soy de esas personas que trazan estrategias. O piensa. Al contrario: soy más de adaptarme a las situaciones. Sí soy una persona que ama profundamente lo que hace.
-¿También la moda?
-Sí, mucho. Además de muchísimas satisfacciones personales es un mundo que me dio además muchísimas satisfacciones personales: yo crecí en ese mundo, maduré y me covertí en quién soy hoy. Ahí es donde me desarrollé. Es el ámbito que me dio la oportunidad de conocer muchísimas cosas, que me dio tanta cantidad de estíulos: conocer lugares increíbles, personas tan diversas en su origen, cultura, idiosincrasia, visiones.
-¿Viajar te convirtió en quién sos hoy?
–Sin duda, pero yo empecé a viajar desde mucho antes, desde muy chico, con la mente a través de las lecturas. Y en mis primeros viajes era llegar a lugares que yo sentía que de algún momo ya había visitado, de un modo distinto, pero que eran lugares que yo tenía en la cabeza. Y empecé a desarrollarme en este que soy ya desde entonces.
-¿Cómo ves la transformación de la nueva tecnología en la vida?
-Para mí es increíble el paso del tiempo. No sé si te pasa a vos pero yo cierro los ojos y pienso en cómo era mi vida antes de toda esta revolución: yo me acuerdo que no salía de mi casa nunca sin un cospel, por ejemplo. ¡Eso parece otra vida! Y también me acuerdo mucho de esas primeras veces que viajaba, cuando no había la comunicación que hay ahora, las plataformas que tenemos hoy para interactuar y me pasaba días y días sin saber qué estaba sucediendo en el lugar que había dejado. Y ahora pienso y guau: estaba por ejemplo en el aeropuerto de Tokyo, siempre con mis libros en la espalda porque jamás yo dejaba un libro en ningún lado… Hoy tenés aparatos en los que podés tener toda tu biblioteca y la literatura universal, y también tenés smartphones con los que podés estar todo el tiempo, minuto a minuto, sabiendo lo que pasa en el lugar que dejaste. No existe más el perder la cotidianeidad.
-¿Qué te gusta más?
-… Desde chico aprendés, no sé si a frustrarte, pero sí a saber que en esta vida de elecciones, para hacer algunas actividades, siempre estás dejando algo. Uno todo el tiempo encuentra algo mejor y algo peor. Hay una dualidad: lo que se ganó y lo que se perdió. Yo me acuerdo que leía algo que no entendía y tenía que ir a la biblioteca de mi abuela a buscar la enciclopedia y buscar: y ese segundo de emoción de descubrir algo nuevo. Pero hoy también me parece fascinante llegar a un lugar, ver algo o hacerte una pregunta y poder resolverlo. No sé si estamos preparados para el ingreso tan rápido y constante. Los de mi generación estábamos listos preparados para algo más pausado. Y entonces a la vez te fascina y te desborda. A mi me parece alucinante tener mi biblioteca en un aparatito.
-¿Tuviste que lidiar mucho con los prejuicios?
-Nunca sentí personalmente la necesidad de salir a decir: “Che, no, pará, que soy modelo pero yo…”. Para nada. Para mí son cosas muy personales y forman parte de mi vida, que significaron parte de mi vida y que son parte del universo en el cual yo me creo que a veces vivo. Son ya condiciones de mi vida porque están en mi desde muy chico y que no tienen nada que ver con lo profesional ni con el lugar en el que yo me desarrollo. Momentos que tienen que ver con mi casa y mi intimidad. Y nunca sentí la necesidad de salir a aclarar: mirá que yo leo 150 páginas por día ni me hizo falta para conseguir un trabajo.
-¿Qué aprendiste viajando?
-Ufff, tanto. Creo que esto que digo de los libros tiene justamente que ver con eso: con que cuando viajás mucho y de muy chico aprendés a estar atento, conectado y abierto, y ser objetivo y a veces subjetivo con ciertas cosas y a racionalizar menos y a valorar lo diferente y lo otro que tenés adelante tuyo sin las estructuras que muchas veces te da el saber. Y que eso te puede ayudar a ver una parte más de la totalidad de las cosas, que es lo que nadie tiene. Ninguno de nosotros es dueño de la verdad de nada. Y creo que eso es lo que se aprende: a mirar, ver, conocer otras indiosincrasias tan diferentes. Y cuando sos chico eso es fundamental, porque necesitás anclajes en los que ubicarte e ir construyendo y sostenerte. Y para eso está la familia, los amigos, los afectos… Y también los viajes. Y después uno elige lo que cree mejor para uno, siempre sin molestar a los demás.
-¿De dónde viene esa voracidad?
-Tengo imágenes de muy chico de bibliotecas y libros. Y empecé a leer de muy chico a los pies de mi madre o de mi abuela y tuve la fortuna de que me apoyaron y me estimularon. Y ya todos saben, desde siempre, familia y compañeros de trabajo, que cada vez que me tienen que hacer un regalo no hay nada mejor para mí que un libro. No la van a pifiar.
-¿Eras el único modelo tirado en el backstage del desfile leyendo como un loco?
–Aunque no lo imagines éramos muchos los que estábamos haciendo otras cosas. No era yo el único que leía y había otros que estaban haciendo otras cosas y que mientras estábamos ahí estudiaban carreras: algunos son ingenieros, otros hacen cosas de tecnología, o son diseñadores o son fotógrafos… Muchos ya son padres de familia también.
-¿Y vos?
-Veremos.
-En lo profesional, ¿cuánto falta para verte conduciendo un noticiero o actuando en el cine?
-Hice cine: una película de Sabrina Farji que fue una lindísima experiencia. La verdad es que en esta cosa de buscar y de ver a mí no me gusta tomar lugar para los que no me formé habiendo tanta gente talentosa.
-¿Y el noticiero?
-A mí me encanta el transmitir en general. Es lo que hago de una u otra manera siempre y desde siempre, así que por qué no, quién sabe. Como dije antes, no soy estratégico. Y si llega veremos.
Texto: Ana Césari.