El hábito de succión es una de las primeras actividades coordinadas en el recién nacido. Hay dos tipo de succión: la nutritiva y la no nutritiva, esta última es la que provee el chupete. Da seguridad al bebé y calma el estrés, el dolor y el llanto. La necesidad fisiológica de succión no nutritiva es muy importante durante los primeros 6 meses, luego pasa a ser un hábito que brinda sensación de seguridad.
Recién nacidos
En él bebe recién nacido el uso del chupete se asocia al riesgo de dificultades en la lactancia o de menor duración de la misma por diferentes motivos. Puede ser porque al satisfacer las necesidades de succión no nutritiva el bebé necesita menos el pecho, con lo cual disminuye el vaciado y la producción de leche.
La forma de succionar el chupete es diferente de la forma en la cual se succiona el pezón, esto puede generar en el bebé confusión rechazando el pecho (confusión de pezón). También, que se necesite el chupete tan pronto puede ser un indicio de dificultades o falta de motivación en la lactancia. Es por esto que en recién nacidos amamantados se debe evitar el chupete en los primeros días de vida. No se desaconseja cuando la lactancia materna está bien establecida, habitualmente a partir del mes de vida.
Después del primer mes
Luego del mes, además de satisfacer las necesidades de succión no nutritiva, varios estudios señalan que el chupete podría actuar como factor protector contra muerte súbita, por ende no se desaconseja su uso. Esto es especialmente importante en los niños alimentados exclusivamente con fórmula, ya que no cuentan con la lactancia materna como factor protector. En estos niños no solo no se desaconseja, sino que se recomienda.
¿Hasta cuándo?
El uso prolongado del chupete (más allá de los 12 meses) se asocia con aumento del riesgo de padecer otitis media aguda (OMA). El mecanismo exacto es desconocido, pero se cree que altera el funcionamiento de la trompa de Eustaquio. Esta conecta oído con nasofaringe y el hábito de succión permite el reflujo de secreciones nasales al oído medio. En general se asocia a uso continuo del chupete un 25-30% de mayor incidencia de OMA, no así cuando se usa solo al dormir, donde el aumento del riesgo es leve.
Otros problemas asociados al uso de chupete prolongado son colonización oral por Cándida (puede producir membranas blanquecinas y algo de dolor o sensación extraña al tragar) y mal oclusión dental. Los problemas dentarios se agravan si se le agrega miel o azúcares al chupete.
Para evitar los efectos adversos del uso prolongado del chupete se recomienda en todos los niños limitar su uso hasta los 12 meses de edad, donde se incluyen las edades de máximo riesgo de muerte súbita y de necesidad de succión. Los efectos negativos del uso del chupete solo se dan según la intensidad, el tiempo y la frecuencia de utilización. Entre menos se usen estos elementos, mejor, y la idea es que los bebés no se vuelvan dependientes.
Asesoró: Dra. Victoria Falcón, pediatra de Swiss Medical Center (MN 140452).