De Paul Klee, de Pablo Picasso, de Pierre-Auguste Renoir, de Claude Monet, de Marc Chagall. Hay libros de arte por todo el living del departamento de Avenida Santa Fe, decorado con muebles que mezclan el estilo francés con el americano, con almohadones de colores estridentes como el turquesa sereno pero perfectamente combinados, con lámparas blancas y modernas, una biblioteca simétrica que armoniza adornos y revistas, un espejo gigante al que resulta difícil escapar, y una mesa baja y cuadrada que puede leerse como un mostrador de lo que rige en el lugar: el diseño.
Porque Mariana Arias empezó a modelar para los mejores diseñadores del mundo cuando tenía sólo 17 años y desde entonces no sólo desfiló: a los 26 fue mamá de Paloma, a los 30 comenzó a estudiar teatro con Julio Chávez, a los 34 abandonó las pasarelas, a los pocos años, luego de incursionar en el cine y en la televisión, se dio cuenta de que la actuación no era lo suyo. A los 37 armó el programa de entrevistas “Dímelo tú”, a los 39 publicó con Ariel Cuch el libro “Dímelo tú, una conversación íntima”, y a los 40 se puso a estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Argentina, así que se levantó todos los días para ir a clase, estudió a horas insólitas y seis años después se recibió. Ahora, en medio de su casa, habla entusiasmada sobre su último emprendimiento, “Una mujer en la mitad de la vida”, y dice que siempre es mejor hacer que hablar.
-¿Cómo surgió este libro?
-Me propusieron hacer un libro sobre maduritud, sobre la mitad de la vida de las mujeres, el climaterio, la menopausia. Y con mi equipo de trabajo se nos ocurrió darle una vuelta de tuerca y armar un libro de entrevistas, con muchas voces y una puesta en común para crear empatía y ver de qué manera vivimos esta etapa de la vida, cuando empezamos a hacer algunos duelos, a sentir transformaciones: los hijos se van de casa y aparece la primera arruga en el espejo. El tema es cómo seguir adelante. Parar, pensar, tomarse un tiempo entre dos tiempos y volver a arrancar. La idea es volver a salir y a hacer. Es un nuevo desafío. Este libro sirve para darle un lugar positivo a este momento de transformación, que es una oportunidad para hacer aquellas cosas que no hicimos antes porque no pudimos o no tuvimos tiempo. Hay mujeres que a esta edad se vuelven a enamorar, otras deciden estar solas porque se dieron cuenta de que es lo que más les gusta y potencian esa soledad.
-Los testimonios incluyen las voces de Georgina Barbarossa y Patricia Sosa. ¿Cómo fue que los elegiste?
-Tini de Bucourt, Gabriela Arias Uriburu y María Alejandra Iglesias, por ejemplo, son mujeres que tuvieron vivencias muy diferentes, fuertes: Gabriela de un día para el otro se quedó sin sus hijos, Alejandra tuvo cáncer y Tini vivió en la India. Me parecía un buen equipo para arrancar el libro. Georgina es una mujer muy querida, que siempre trabajó e hizo lo que quiso, y nos contó su experiencia. De Patricia me interesaba su historia; ella de repente concretó un deseo de toda la vida que apareció de afuera. Emprendió algo nuevo a los 50: se metió en el Impenetrable chaqueño y comenzó a ayudar a quienes lo necesitaban. También hay un capítulo médico con mitos y verdades de este período. Mabby Autino, Gino Bogani y Fabián Medina Flores son todos amigos que saben mucho de cómo mirarnos al espejo. En otro capítulo analizamos el valor de la amistad, lo importante que es esa caricia en los momentos de cambio. Después está la mirada del otro, la del hombre que mira a las mujeres de esta edad y dice qué cosas le gustan y cuáles no. El objetivo era reunir mis propias reflexiones con testimonios de mujeres y hombres de los ámbitos más variados –la cultura, el arte, el deporte, la medicina, la moda, el periodismo– para tratar de desentrañar una encrucijada vital compleja y apasionante.
-Quizá no es esperable que justo vos, una ex modelo que sigue siendo bella, alta y flaca, hable de un tema como este, ¿no?
-Es que a mí me pasan las mismas cosas que a todas. Es un gesto animarse y decir: tengo casi 50 años, a pesar de que mi vida pasó mucho tiempo por la imagen; me parece una buena manera de devolver y dar. Además, no está bueno no compartir experiencias con el otro, es algo necesario.
-¿El libro es exclusivo para mujeres que atraviesan este período?
-Yo creo que todo lo que dice se puede aplicar a cualquier edad. Podés sacar muchos tips o experiencias de otras personas para entender mejor a tus padres, a tus amigas; para prepararte para lo que se viene, para las decisiones que vas a tener que tomar. Si no te mentalizás antes, este momento te puede hacer mal. Siempre tenemos momentos complicados.
-¿Sentís que en algún momento el ser modelo no te ayudó a abrir puertas?
-Sí, lo sentí y lo sigo sintiendo porque alguna gente aún piensa que soy una modelo que me quiero hacer la periodista. Pero uno no puede vivir para el otro. Yo me concentro en lo que siento, en lo que me gusta y en lo que me hace feliz. A veces los prejuicios hasta son propios, porque es uno el que no se siente capaz de atravesar barreras.
-En tus programa entrevistás a grandes personajes, como Arturo Pérez Reverte o Beatriz Sarlo. ¿Aceptaron con facilidad? ¿No hay un preconcepto sobre la frivolidad de las modelos?”
-Siempre sentí mucha aceptación de la gente que vino a mi programa, mucha entrega, mucho cariño. La verdad es que no me fue difícil salvo en alguna ocasión. En la mayoría de los casos, todos me dijeron enseguida que sí y mientras pasaban los años y el ciclo adquiría más difusión, tenía más aceptación. Yo hago entrevistas en las que el otro se siente querido, en las que se recorren su vida, sus logros, que también hablan de la coyuntura pero con mucho respeto.
-¿Cómo nace la productora Grupo Maga?
-Nace con el programa “Dímelo tú” hace ya once años. Al mismo tiempo no, pero se fue desarrollando gracias a él porque necesitábamos armar algo. El programa tiene producción integral nuestra, así que había que montar una productora y estaba bueno tener un espacio donde producir contenidos y sacar proyectos nuevos: hicimos un libro, produjimos una parte de este libro, hacemos el espacio de cultura, artes y moda en Rouge.perfil.com. Todo lo que hago lo hago desde ahí, como también la producción de mi marca de anteojos. Llevamos varias ideas a otras productoras pero no tuvimos éxito todavía.
-¿Tenés ganas de incursionar en el diseño de indumentaria?
-Sí, me gustaría, pero creo que le voy a dejar ese espacio a mi hija Paloma, que es la que está estudiando. Ojalá ella quiera trabajar conmigo. Por ahora ella está trabajando como modelo y le va bien.
-Vos arrancaste la universidad cuando ya eras adulta, ¿te hubiera gustado estudiar a los 20?
-Sí. Yo me había anotado en la facultad pero me tentó este mundo de fantasía. Además trabajaba mucho, me iba muy bien. Y pensé que era lo mejor porque me iba a dar independencia económica. Cuando miro para atrás, me entiendo. Entiendo el mundo del modelaje pero hay gente y gente, como en todos lados. Nunca me gustó lo mediático. No lo respeto. En muchos momentos sufrí la carrera, pero también la disfruté. Y la universidad la arranqué en un momento de transición muy fuerte; tenía la necesidad de buscar un camino más concreto, más tangible.
-¿Cómo funciona el trío que integrás con tu hija y tu madre?
-A veces es muy intenso. Nos queremos mucho. Nos llevamos bien. Nos peleamos a veces. Yo soy como la mamá de todos. Paloma está aprendiendo a tener su propio lugar y no ser más hija. Se fue de casa hace muy poco y lo llevé con el libro. Fue duro.
-La etapa de la maduritud es un momento para atreverse, para emprender. ¿Cuántas veces te animaste vos?
-Muchas. Cuando dejé de trabajar como modelo fue patear el tablero totalmente. Después cuando dije que no, que actriz no quería ser. También cuando me animé a tener un hijo, a separarme, a cambiar de vida, a estar sola, a volver a casarme. Y animarse a hacer un libro también es un momento único. Uno le tiene miedo a los desafíos pero yo elijo pasarlos con trabajo. A mí me gusta hacer cosas, me apasiona. Ya estoy pensando en que el año que viene me gustaría hacer un programa de radio. Pensar en desafíos nuevos hace que uno se sienta vivo. Eso es lo que quiero transmitir en el libro. Esa es mi manera de vivir.
“Una mujer en la mitad de la vida”
En este libro, publicado por la editorial Planeta, Mariana intenta comprender una crisis que la puso de frente la vida: “Sentimos cambios corporales, psicológicos; experimentamos pérdidas, duelos. Según cómo hayamos vivido nuestra vida hasta aquí será la aceptación de esta nueva etapa, que puede traer aparejada belleza, nuevos emprendimientos y la cima del desarrollo profesional”. La televisión, las revistas, la moda. El mundo entero está obsesionado con verse joven y bello a toda edad. Mientras tanto, hay mujeres que se animan a decir que no, a aceptarse, a seguir pero de otra manera, a entender que la experiencia es algo tan valioso como la juventud; hay toda una generación que transita la maduritud llena de energía y proyectos. Mariana Arias es una de ellas. Cerca de los 50 se anima a hablar de los cambios que atraviesa su cuerpo, de los retos y los obstáculos que le quedan por vencer; se tomó el desafío de profundizar sobre un tema importante tanto para ella como para sus colegas, sus amigas.
Los gustos de Mariana
Un color: rojo.
Un aroma: a jazmín.
Una virtud: el trabajo.
Un defecto: la impulsividad.
Un sabor: el de la frutilla.
Una película: “Los puentes de Madison”.
Un escritor: Viktor Frankl por “Un hombre en busca de sentido”.
Una actriz: Meryl Streep.
Un diseñador: Gino Bogani.
Un deseo: una Argentina insertada en el mundo.
Texto: Dolores Caviglia.
Fotos: Diego García / Fotos familiares y libro: Claudio Larrea.