Al principio fue todo un gran error. El colectivo no era ese, la cola no era esa, la indicada no era ella. Pero el destino ya había jugado sus cartas y no había forma de esquivarlo.
Mariana, o Lali, como la conocemos hoy, había visto un aviso de casting en el diario. Quería presentarse. Pero su madre trabajaba todo el día y no podía llevarla. Sin embargo, eso no la detuvo: se subió a un colectivo en Banfield con sus 10 años y su hermana de 15 y se bajó en Palermo. Caminó varias cuadras sin poder dar con la dirección, hasta que su hermana le dio el ultimátum, le dijo que ya era hora de volver y entonces, justo en ese instante, vieron una cola larga llena de niños y no dudaron. Habían llegado.
Después de una larga espera, ahí estaba Mariana, frente a una cámara que la filmaba y una cantidad de gente que le decía que no, que no había lugar para ella porque ese casting era privado y no había sido publicitado en ningún diario. La decepción fue enorme. La realidad es que se había equivocado de casting ¡ella iba a otro!
Una semana después, el teléfono de su casa sonó, la madre atendió y Mariana fue descubierta: a la producción de Cris Morena le habían bastado esos pocos segundos filmados para darse cuenta de que, aunque sin representante ni agencia, esa nena tenía algo.
Es que Lali, como prefiere que la llamen, es casi un ángel. Su primer trabajo como actriz de televisión fue en Rincón de luz. Después, y como toda una profesional, se entregó al personaje de Roberta en Floricienta y se cortó por el cuello el pelo que antes le llegaba a la cintura. Le siguieron Chiquititas, el éxito internacional Casi ángeles, Cuando me sonreís y Solamente vos.
Mientras crecía como actriz, Lali no paraba de estudiar y de prepararse para llegar a ser lo que es hoy: una joven que actúa bien, canta bien y baila mejor.
Durante los seis años que integró el grupo musical Teen Angels, brilló con su voz, su simpatía y su energía arriba de todos los escenarios que visitaba: en Argentina, en España, en Israel… ¡donde fuera!
Sacarse la etiqueta de la chica Cris Morena no fue difícil. Con esa frescura que tiene y que le dejó el barrio, y un humor que no le teme al ridículo, –sí, Lali no es alta y se ríe de eso– luego de un década de trabajo en la misma productora, abandonó el madrinazgo de la creadora de Jugate Conmigo y pasó al equipo de Pol-ka, justo en el programa con el que Adrián Suar y Natalia Oreiro regresaban a la pantalla chica.
Entre grabación y grabación, Lali se preparaba para lanzar su primer disco solista. Había sido tentada tiempo atrás, cuando los productores de Casi Ángeles le prestaron más atención que a los demás y le dijeron que ella todavía tenía mucho más para dar. En 2014 salió a la venta el cd A bailar, que produjo ella en forma independiente y los mejores pronósticos de venta quedaron chicos.
Es que Lali creció a la par de sus fans; así que quienes hicieron estallar los teatros para verla actuar y cantar junto a sus compañeros de elenco son los mismos que ahora llenan estadios y la esperan temprano en la mañana en la puerta del estudio de la calle Jorge Newbery, a veces hasta con un desayuno en la mano, para saludarla antes de que entre a la grabación y así tener una foto más con ella. Perfil bajo, nada de escándalos, reales ni inventados, lejos quedaron los tiempos de su noviazgo con Peter Lanzini y hoy disfruta de la pareja con su colega Benjamín Amadeo. Tiene más de dos millones y medio de seguidores en twiter, llena estadios y mientras tanto, nos asegura: “Yo no soy una persona que busca mostrar algo que no es, así como ves, así soy”.
Texto: Paula Bistagnino.