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4 de febrero, 2014

El amor en el siglo XXI

Entre besos y regalos, la semana próxima festejaremos el día de San Valentín… Aunque, en realidad, podríamos celebrarlo todos los días.

 

Dice la escritora Laura Esquivel en su libro “Íntimas suculencias”: “El único valor equiparable al amor es el amor mismo. Ni el oro ni las plumas de quetzal ni las piedras preciosas pueden igualársele. Su valor está por encima de todos los demás. Encuentro que todas las cosas que valen la pena son las que se realizan por amor”.  Tiene razón la gran escritora mexicana y es cierto que deberíamos celebrar a diario, pero está bueno tener una fecha para agasajarnos mutuamente. Es cuestión de proponérselo y celebrar que estamos enamorados.

Tradiciones son amores
En Estados Unidos, que es de donde importamos esta tradición, todos se saludan por el día de San Valentín, como hacemos en nuestro país con el Día del Amigo. En cambio, aquí lo adoptamos como Día de los Enamorados y se circunscribe a las parejas.
Dicen que fue en 1848 cuando una vieja dama inglesa, Esther Howland, se propuso regalar corazones y enviar mensajes de amor cada 14 de febrero. Así empezó la cosa. Como le encantaban los regalos, la victoriana señora contrató a varias artesanas de su barrio para fabricar cajas coloradas. Después las llenó con bombones caseros y cookies con forma de corazón y las obsequió a sus amistades como símbolo de su cariño. Pero la cosa no quedó ahí: desde ese día, los británicos vienen repitiendo la costumbre, intercambiando obsequios y encontrándose en reuniones bien regadas con champagne. Cuando los norteamericanos heredaron el ritual, recuperaron el origen apasionado de la historia y volvieron a acotarlo, principalmente a la pareja. Hoy, los datos son contundentes: sólo en rosas se gastan más de 100 millones de dólares en Miami cada 14 de febrero. Y año a año crecen y crecen las opciones: tortitas individuales con forma de corazón, sets de perfumes para ella y él, muchísimos restaurantes preparan opciones para ese día en particular.

San Valentín, rey de corazones
Hay varias teorías, pero la más firme sobre la historia de este santo es la siguiente. Cuentan que durante el Imperio Romano el emperador Claudio II (270 dC) decidió en forma inconsulta prohibir el casamiento de sus soldados, castigando con la muerte a quien se atreviera a casarse, porque se creía que el hombre enamorado perdía poder guerrero. Sin mujeres ni hijos, toda la energía estaba en combatir al enemigo. Es entonces cuando Valentín, obispo de Iteramma, un hombre tan pacífico como resuelto. A la noche, cuando Roma quedaba en penumbras, procesiones de parejas temerosas se fugaban hacia una colina de las afueras y en un improvisado altar, el padre Valentín los unía en matrimonio. Transgresores por amor, se exponían a perder la vida si eran descubiertos. Cuando el emperador se enteró, lo mando a decapitar. Años después, fue santificado por el Papa Gelasio en 496 y comenzó a celebrarse el día de San Valentín o de los Enamorados.

¡A celebrar…y regalar!

* Amor 2.0. Hay decenas de formas de demostrar el amor y a algunos también les gusta hacerlo en forma más pública. Todo es válido: desde el mensajito de texto hasta el whatsapp amoroso, una foto en Facebook o una declaración de amor en twitter. Todo vale para manifestar el cariño.

* Joya, nunca taxi. Si hay diamantes, mejor, pero un lindo dije de oro, plata o alpaca también son preciosos. Hay muchas opciones: corazones, medalla para partir al medio, la triple alianza, siete anillitos de oro pasados por una cadena (simbolizan el amor para cada día de la semana, con la impronta mágica del número 7). Y si de diamantes se trata, el anillo con esta piedra simboliza fidelidad.

* Flores son amores. Un clásico que siempre funciona. Siempre. Las más tradicionales son las rosas rojas, que simbolizan la pasión. Pero el verano nos ofrece otras candidatas, contundentes, perfumadas y coloridas. Todas son bienvenidas.

* Besos con gusto a dulce. Los bombones están vigentes, pero a ellos se han sumado decenas de dulces para regalar. La forma de corazón se puede encontrar en chocolates y tortitas individuales, que tranquilamente pueden obsequiarse con una botellita mini de champán. Algunos también gustan de armar una caja con variedad de dulces y golosinas del gusto de su amada/o.

* A gusto. También están los que no adhieren a los dulces y flores… ¿Qué tal el DVD de esa película adorada? ¿La última novela de su autor favorito? ¿El CD de música que tanto esperaba? ¿Un cuadro? La idea es agasajar al otro, cada uno sabe cómo.

* ¡Riquísimo! Hay dos posibilidades: o hacemos una rica comida en casa o salimos a cenar, aprovechando que muchísimos restaurantes tienen propuestas especiales para esa fecha, con platos particularmente sensuales y bombones y champán para el brindis. Lo único que queda es reservar con tiempo, ubicar a los pequeños con algún abuelo, tío o padrino y cenar a la luz de las velas.

* Programa de cine. En todas las épocas, el cine ha dado grandes obras referidas al amor. Desde tradicionales como Casablanca o Love Story, más acá en el tiempo sigue siendo un género con muchos adeptos. Titanic, Realmente Amor, Cuando Harry conoció a Sally, Diario de una pasión, Cartas a Julieta, Muy parecido al amor y Definitivamente tal vez, entre tantas, son una buena opción para ver de a dos, picada mediante, y emocionarse juntos.